Estos personajes, privados de recursos externos, deben crear y protagonizar el guion en el que están inmersos para evitar quedar relegados al olvido en “el fondo de un cajón”.
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Al enfrentarse a un relato que se construye en tiempo real, nos
convertimos en cómplice del experimento, que podemos inscribir en la
tradición de la cronología de la metaficción como Cervantes, Don Quijote de
la Mancha, primer gran ejemplo de metaficción: personajes que leen y comentan
libros dentro de la novela. El propio Quijote es consciente de su condición de héroe literario. Borges, Ficciones, relatos que hablan de libros inexistentes, bibliotecas infinitas y mundos narrativos que se pliegan sobre sí mismos. Calvino, Si una noche de invierno un viajero, el lector es protagonista de una novela que nunca termina. En el caso de Antonio San Lorenzo y Origami, sus personajes atrapados en el guion vacío deben inventar su propia historia para sobrevivir e introduce el imaginario de Hollywood y la cultura audiovisual en la tradición metaficcional. Podemos concluir que Origami es un libro bien escrito. Los constantes
diálogos, fluidos y entretenidos, nos inscriben en la tradición de la
metaficción inaugurada por autores como Cervantes o Calvino, pero aportando un
giro contemporáneo que lo convierte en una creación narrativa, un acto de
supervivencia dentro del panorama literario de Hollywood donde la metaficción
ha pasado de ser un recurso ocasional en Cervantes a convertirse en una
corriente literaria consolidada. Un libro complicado de evaluar porque depende en gran medida del tipo de lector y de su compromiso con una lectura que lo enfrenta a un texto que reflexiona sobre sí mismo como ficción. Lo hace con tal nivel de complejidad estructural, estilístico y conceptual que exige un esfuerzo adicional para ser plenamente comprendido. Título: Origami: El experimento de metaficción
Autora: Antonio San Lorenzo Editorial: Caligrama editorial Publicación: 2025 Páginas: 245 |

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