La definición del género Ciencia Ficción (que se cree es una mala traducción de su denominación en inglés Science Fiction o Ficción Científica) fue introducida en 1923 cuando el escritor, inventor y editor Hugo Gernsback la utilizó en Amazing Stories, un número especial sobre Science Fiction de su revista Science and Invention, tras su buena acogida, en 1926, publica el primer número de Amazing Stories (The Magazine of Scientifiction), revista pionera de la Ciencia Ficción. Los premios Hugo, que se entregan anualmente a las mejores obras de Ciencia Ficción y Fantasía publicadas en el año previo, reciben su nombre en honor a Hugo Gernsback y están calificados como uno de los mayores honores que se pueden recibir en este género.
En muchas de las obras sobre Ciencia Ficción, sorprenderá ver cómo algunas de ellas se anticiparon al futuro en tecnología, genética o economía, vamos a repasar algunos de los ejemplos más claros:
- Aldous Huxley en Un Mundo feliz (1931) advierte de los peligros de la ingeniería genética en el desarrollo de tecnologías reproductivas dónde el estado las utiliza para fecundar a seres humanos y condicionarlos desde la infancia para que no cuestionen el sistema político y social.
- Edward Bellamy en su obra Mirando atrás (1888) tiene como protagonista a Julián West quién despierta en el año 2000 bajo un sueño inducido bajo hipnosis, en un utópico Estados Unidos, inmerso en una sociedad perfecta donde no existe el dinero físico y se utilizaba como medio de ingreso y pago las tarjetas de crédito.
- Isaac Asimov en 1955 publica su obra El fin de la eternidad una historia de viajes en el tiempo y universos paralelos o múltiples, hipótesis, esto último, de la mecánica cuántica, propuesto por primera vez por Hugh Everett III.
- Jonathan Swift quién comentó las dos Lunas de Marte en Los viajes de Gulliver (1726) 150 años antes de ser descubiertas por el astrónomo Asaph Hall (1877), Deimos y Fobos, nombres de los hijos de la mitología griega, pero no fue el único, en 1752, el escritor Francois-Marie Arouet, conocido por su seudónimo Voltaire, también lo comenta en su relato Micromegas. A dos de los cráteres de Deimos, se les puso los nombres de Voltaire y Switf en honor a estos escritores, aunque podemos remontarnos al siglo XVII con el astrónomo Johannes Kepler quién predijo de la existencia de dos satélites en Marte a partir de un razonamiento basado en la proporcionalidad con otros dos planetas, la Tierra que tenía uno, la Luna y Júpiter, que en ese momento se creía tenía cuatro, descubiertos en 1610 por Galileo, por lo que pensó que a Marte le correspondían dos satélites. En honor a Kepler, un cráter lunar también lleva su nombre.
- Julio Verne y su submarino eléctrico Nautilus en 20.000 leguas de viaje submarino (1870), cuyo nombre puede estar tomado del considerado cómo el primer submarino a hélice, diseñado por el ingeniero Robert Fulton en 1800 por encargo de Napoleón. Fulton es conocido por construir el primer barco a vapor. En De la Tierra a la Luna (1865) predijo con sorprendente detalle aspectos de los viajes espaciales, décadas antes de la carrera espacial real.
- Mark Twain, en su The London Times of 1904 (1898), narra un artilugio tecnológico llamado Telectroscope una especie de teléfono de alcance ilimitado que permitía interconectar todos los sistemas telefónicos del mundo, lo más cercano a los actuales chats.
- William Gibson, acuñó el término ciberespacio en su obra, precursora del subgénero ciberpunk, Neuromante (1984) para describir un mundo virtual muy similar a la internet actual, aunque proviene del cuento Johnny Mnemonic del mismo autor publicado por primera vez en la revista Omni en 1981. Neuromante fue galardonada con los premios Seiun (1987), Hugo (1985), Nébula (1984) y Philip K. Dick (1984).
- Ray Bradbury ya imaginó en sus obras tecnologías que acabaron haciéndose realidad como los auriculares inalámbricos de Fahrenheit 451, los cajeros automáticos o la IA en Fantasmas de lo nuevo.
- Arthur C. Clarke imaginó dispositivos de comunicación portátiles en 2001: Una odisea del espacio, décadas antes de que existieran los smartphones o sistemas de IA capaces de interactuar y tomar decisiones.
- Mary Shelley en Frankenstein planteó la creación de vida artificial, un concepto que hoy dialoga con la bioingeniería, la clonación y la ética científica.
- Obras como Metrópolis (1927) mostraban pantallas de comunicación remota, anticipando Zoom y Skype.
La ciencia ficción no sólo se anticipó a futuros avances tecnológicos, también predijo cambios sociales y políticos. En 1968, John Brunner en su obra Todos sobre Zanzíbar, premio Hugo (1969) y nominado a los premios Nébula (1968), menciona la unión de naciones en Europa, casi veinticinco años antes de que esta se hiciera realidad o George Orwell en su libro 1984 donde El gran hermano practica la vigilancia masiva de ciudadanos, el control gubernamental, o la manipulación informativa, escrito en 1948, basados en la novela rusa Nosotros de 1920, censurada y publicada en ruso en 1988 del autor Evgueni Ivanovich Zamiatin, Orwell comentó haber leído su edición en francés publicada en 1929.
Pero este tipo de predicciones no sólo nos han llegado de mano de la literatura, la ciencia ficción se puede producir en cualquier ámbito, es el caso del fundador de Microsoft, Bill Gate, que predijo en una charla Ted en 2015, recién salidos de un brote global de ébola, que, en las próximas décadas, podríamos estar bajo la amenaza de un virus peligrosamente infeccioso en lugar de una guerra, 5 años más tarde, en 2020, comenzó la pandemia de coronavirus.

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